“Estás en mis pasos, en mi risa, en mis silencios y en mis recuerdos, como una sombra cálida que siempre me acompaña”





EN MI VIDA Y EN MIS RECUERDOS: PARA MIEL

  

Para ti, Miel.

Aunque mis manos ya no te encuentren,

 tu amor vive en cada rincón de mi ser

 

Hoy, 27 de octubre, dicen que los corazones más puros regresan par visitarnos, que las almas de nuestras mascotas vuelven a caminar a nuestro lado, recordándonos ese amor incondicional y eterno que nos dieron sin pedir nada a cambio. Hoy, mientras pienso en ti, Miel, siento que cada recuerdo se convierte en una especie de abrazo invisible, una caricia que me rodea el alma y me devuelve la paz que encontraba en tu compañía. Es como si el amor que compartimos se transformara en un hilo invisible que, aunque ahora solo lo percibo en el corazón, sigue intacto, fuerte, capaz de cruzar cualquier barrera.

Cierro los ojos y trato de imaginarte aquí, como si nunca te hubieras ido. Puedo ver tus ojitos brillantes, llenos de vida, esa chispa tuya que era capaz de alumbrar hasta mis días más oscuros. Recuerdo cómo bastaba mirarte para entender que el amor verdadero no necesita de palabras; estaba en tus silencios, en tus gestos, en la manera en que te quedabas a mi lado, incluso cuando no había nada más que ofrecer que un rato de paz compartida. Extraño tanto tu presencia; el sonido de tus patitas al andar, ese pequeño salto de alegría al verme, como si mi llegada a casa fuera lo más emocionante en tu día. Me hace falta ese instante, ese ritual que era nuestro y que transformaba el momento en un refugio donde todo el mundo se detenía, donde solo existíamos tú y yo.

A veces, el vacío que dejaste parece demasiado grande, como un océano que se niega a secarse, y mis manos buscan el calor de tu pelaje como un náufrago busca una orilla. Pero hoy quiero pensar que no es un adiós, sino un “hasta pronto”, un susurro de promesa entre los dos. En algún rincón de este día, quiero imaginar que tu espíritu está aquí, cerca de mí, como una brisa suave que apenas roza, pero que me recuerda que nada se ha perdido. Que estás ahí, como un eco dulce que nunca desaparecerá, como un susurro entre el viento que me dice que el amor no conoce finales. Quiero creer que sientes mi amor, que entiendes cuánto te extraño, que guardas también en algún lugar las memorias de nuestras aventuras y de esas tardes de calma donde, sin hacer nada, éramos felices.

Y no puedo evitar recordar ese día en que te fuiste, un 07 de febrero de 2023. Ese fue el día en que mi vida cambió para siempre, el día en que te llevaste contigo una parte de mi corazón, esa parte que todavía late al compás de tu recuerdo. Esa despedida dejó fragmentado mi ser, como si cada pedacito de amor que te di y me diste se hubiera quedado suspendido en el aire, como estrellas que nunca dejan de brillar, aunque ya no puedan verse. Fue una pérdida indescriptible, Miel, como si un pedazo de mi alma se hubiera ido contigo, y al mismo tiempo me quedó la certeza de que, de algún modo, ese amor sigue vivo, eterno, invencible.

Sin embargo, en su infinita bondad, siento que has encontrado la forma de seguir dándome luz, de enviarme un consuelo que solo tú conocías. Siento que me has enviado otro peludito, una nueva vida a la que ahora le dedico mi amor, y que lleva una parte de ti en su esencia, como si a través de él pudiera sentirte cerca. Es como si tú, en algún rincón del cielo, hubieras querido que alguien llegara a llenar los espacios que tú dejaste y que, al mismo tiempo, me recordara a cada momento que tu amor no se ha ido, que sigue aquí, en cada caricia, en cada mirada tierna, en cada instante que me llena de paz. A través de este pequeño, tu amor sigue vivo en mi vida, sigue iluminándome, y cada vez que lo miro, siento que una parte de ti me acompaña, susurrándome que nunca estaré sola.

Miel, tú fuiste mucho más que una mascota para mí; fuiste una alma compañera, esa luz incomparable, una amiga fiel que me enseñó que la felicidad se encuentra en los detalles más simples y en la lealtad que se da sin condiciones. Me mostraste que el amor verdadero no se desgasta; se vuelve parte de uno, y aunque mis manos no puedan tocarte, aunque el tiempo me haya robado la oportunidad de acariciarte una vez más, sé que te llevo en cada parte de mí. Estás en mis pasos, en mi risa, en mis silencios y en mis recuerdos, como una sombra cálida que siempre me acompaña.

Así que, en este día en el que dicen que los corazones puros regresan, quiero imaginarte aquí, junto a mí, en silencio, como en esos momentos perfectos que compartimos. Y aunque el dolor de no tenerte a mi lado sigue siendo profundo, sé que el amor que dejaste en mi vida es un faro que nunca se apagará. Tu recuerdo es ahora mi refugio y mi consuelo, un tesoro que guardo en lo más hondo de mi ser.

Hasta el día en que volvamos a encontrarnos, querida Miel. Gracias por cada segundo a mi lado, por cada instante en que me regalaste tu amor sin reservas. Estás aquí, en mi corazón, y siempre serás mi compañera, mi dulce amiga, mi eterno abrazo en silencio.

Nos vemos en cada recuerdo, Jazmín.

 

Comentarios

Jazmin Ontiveros dijo…
Gracias a quienes se tomaron el tiempo de leer estas palabras. Y al Maestro Frías, por compartirlo con ustedes.
Escribí esto desde el corazón, recordando cada momento hermoso que compartí con Miel. Espero que al leerlo puedan sentir esa conexión tan especial que algunos tenemos la fortuna de vivir con nuestras mascotas. No olviden valorar cada instante con ellos, porque su amor es único y eterno.

Saludos!!

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