¿Cómo no amarle si ha hecho lo que ha estado en sus manos porque yo esté bien?





MI PRIMER GRAN AMOR

 

Sophia Alexandra Velázquez Mendoza

 

Hablar de amores es complicado, ya que no todos tenemos la misma forma de demostrarlo, sentirlo, verlo, vivirlo. Existimos personas a las que se nos es complicado sentirlo y expresarlo, ya que no nos mostraron o no nos enseñaron como es un amor ordinario, no como el de un cuento de hadas o de princesas. Existimos quienes el amor nos lo enseñaron a mano dura y reprimendas.

Es, incluso, incómodo el contacto físico o unas pequeñas palabras de aliento, como un “bien hecho”, por lo que no hay un reconocimiento mayor ni sentimientos involucrados. Peor aún es cuando te dicen cómo deberías ver a otros, como si siempre te hubieran traicionado aún si no conoces el acto, como si te despreciaran e hicieran menos, porque es más fácil no ser una persona dañada, por lo tanto, debes ser interesada y vender tu “amor” a otros.

Por durante mucho tiempo intentaron de hacerme conciencia de que no me iba a querer, que en algún punto dejaría de hacerlo, que me cambiaría por alguien más, que ya no sería su favorita, que no podía verle si no daba un apoyo monetario o material, por lo que me tenía que utilizar como una moneda de cambio para poder verle y sentirme liberada de la prisión en dónde sólo se me explotaba para conseguir “amor”.

El afecto sólo se podía demostrar frente a frente si se cumplía con la cuota y los horarios estrictos, dónde pasarte cinco o diez minutos de la hora acordada era un castigo, en dónde por lo menos no podrías salir de nuevo en unas tres invitaciones más, o que te pudiste alistar para salir con el permiso que ya tenías, pero te lo quitaban pocos minutos antes de la hora acordada por la irresponsabilidad de cumplir anteriormente con el horario estipulado. Sin embargo, ese régimen sólo era aplicable con él, para los demás existían excepciones.

Existían momentos en que los castigos eran privarte de la tecnología, a menos que ésta fuera supervisada dentro de cierto horario, con límite de tiempo en uso y exclusivamente para cuestiones académicas, por lo que me daba la tarea de buscar mi celular cuando nadie vigilaba, para así poder preguntar cómo estaba ese alguien más y avisarle que estaba castigada y privada a la comunicación.

Hicieron su mayor esfuerzo por ponerme en su contra, hacerme creer que no le importaba, que alguien más me iba a quitar esa atención, que me iba a remplazar, que en realidad no me quería y que sólo lo hacia por obligación. ¿Cómo alguien criada con esas ideologías puede saber lo que es el amor? ¿Cómo sabría interpretarlo y expresarlo?

Él hizo todo lo que pudo, qué quería, de qué tenía antojo, qué necesitaba, qué me gustaría tener, llevarme a todas las funciones de los cines que yo quisiera, llevarme a comer lo que se me antojara, conseguirme una mascota, procuraba llegar en el horario correspondido y se preocupaba cuando no lo lograba, porque sabía que las represalias serían conmigo, principalmente, porque a él también le dañaban al no permitirle verme o saber de mí.

Hizo todo lo que pudo para verme feliz y complacerme en todos mis caprichos sin cometer faltas ante las reglas de mi hogar. Con un amor tan puro, sin necesidad de esforzarse en decir algo en contra a como me decían que me trataría, con sus actos y cuidados, con la manera en la que me mimaba ante lo que quisiera y ocupara, es por ello que tengo la gran fortuna de tener una persona tan buena y que, no me dijo, sino que me demostró su amor con actos. Por nunca haberse dado por vencido ante las adversidades y por siempre estar al pendiente a mis necesidades, es por ello que mi primer gran amor y el más puro de todos es mi padre.

Y sin importar la edad que tengo y lo que he logrado sin su ayuda, aún me siento una pequeña indefensa a su lado. Aún me siento protegida por una pared blindada cuando estoy con él, como si nada ni nadie pudiera dañarme, pero como si no fuera necesario que yo tenga que hacer mucho esfuerzo, pues sé que él me cuidará.

Entiendo que las personas no son perfectas, que todos cometemos nuestros errores, ya sea en ciertos momentos de nuestra vida, o con ciertas personas, sin embargo, yo no quiero hurgar en su pasado, quiero quedarme con quién y cómo es conmigo y, para mí, es el caballero que rescata a la princesa de su torre y el martirio. ¿Cómo no amarle si ha hecho lo que ha estado en sus manos porque yo esté bien?

 

Comentarios

Marité Ibarra dijo…
Hola Sophia! No me había tocado leerte. Ahora que tuve la oportunidad de leer tu texto, se me hizo muy tierno y triste a la vez. Como siempre los problemas entre los padres es complicado y se ve afectado el amor en todas sus extensiones.
Saludos Sophy. Sigue escribiendo!!
María Porcella dijo…

Querida Sophia, ya te extraño. Al leer tu texto me puse en la piel de una hija que de un matrimonio separado. No sé si la historia sea real, inventada o 'mixta', lo que importa es que me hizo sentir y pensar en esos niños que crecen en esa situación cada vez más común. Los niños no merecen cargar con el compromiso de unir a los padres, ni de llevar sus problemas y traumas. Para las niñas es muy importante la cercanía con su padre, dicen que marca una forma de interactuar con el resto de los hombres y de percibirce a sí misma en relación con el tipo de relaciones que establece. Ambos padres influyen en nuestra autoestima, ojalá estos temas pudieran hablarse directamente en las escuelas, en las religiones, en los espacios públicos y privados, porque el hogar sigue siendo, y siempre será, el primer y más importante referente de nuestro origen y nuestro ser.

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