Aprendizaje Nueve: Tener la certeza de que voy a la escuela a aprender y que si me equivoco, se vale, no siempre las cosas van a ser perfectas”


  



LO QUE APRENDÍ EN LA CLASE DE HOY

 

Alma Aracely Mariscal Arredondo

 

Siempre estoy a la expectativa de cada nueva materia y su respectivo maestro, tengo esa ventaja por la modalidad en la que estudio, el estar cambiando cada cuatro semanas de módulo y de quién lo impartirá. Y la verdad, no me había metido a la plataforma para ver de qué iría todo el semestre, siempre me espero para checar hasta la última semana o hasta que la jefa de grupo nos de noticias. Pero no soy solo yo, y no a todos les gustan las sorpresas como a mí, nunca falta el desesperado o desesperada (desde mí punto de vista, porque qué tal si eso es lo que debe ser) que va y checa y viene y lo comunica, así es que, desde el inicio del ciclo, me enteré de quién estaría al frente del último módulo “La educación en México (1910-2019) y el encargado de la misma José Manuel Frías Sarmiento. Desde ahí empezó todo.

Previamente, y sin saber que algún día me daría clases, ya había escuchado hablar de él, algunas personas hablando muy bien, otras hablando no muy bien, ni modo, la verdad sea dicha, como dicen por ahí, pero cada quien hablando de lo que les había tocado o desde su perspectiva. El caso es que cuando me enteré que el maestro Frías me iba a dar clases, me entró la duda de si sería verdad lo que había escuchado, que muy buen maestro, que sabe mucho, que es muy estricto, que no sé qué y qué no sé cuánto, y no voy a negar que sí me dieron un poco de nervios, pero nada que no se quite pensando que me voy a preocupar hasta que llegue el momento.

Con esos antecedentes, me dije a mí misma: “Te tienes que poner las pilas, llegar con tiempo a la clase, estar atenta a las indicaciones que dé el maestro, leer si hay que leer, hacer la tarea lo más pronto posible, estar bien atenta en la clase para agarrar lo más que se pueda, participar en la clase si se puede, estar pendiente del grupo por si el maestro manda alguna indicación por ahí (pensando que el fuera a estar en el grupo)”. En fin, varios puntos ahí, según yo, había pensado en todo, nunca tan alejada de la realidad jaja. Primer aprendizaje: no tiene que ser el profe Frías para ponerme las pilas, siempre tengo que estar al tiro en la escuela, cada módulo y maestro, cada clase y actividad son importantes, porque juntas me ayudarán a sacar adelante la carrera.   

Fue así que el sábado 18 de noviembre, en la última clase de la maestra Michelle, Karen, la jefa de grupo, nos dio las indicaciones que le había pasado el maestro de una actividad para todo el grupo, y que quería una exposición de dos alumnas. Se había llegado el día, ahora sí era real, ahora sí los nervios, la ansiedad y la preocupación, el miedo, eso que siento en la panza y que no sé cómo explicar; en fin, puedo decir que fue una mezcla de distintas emociones y pensamientos.

De pronto, la Karen preguntó: “¿Quién se propone para exponer?”; pensé: “¿Qué locas se irán a proponer?”. Casi casi no acababa de pensar, cuando la Teresita levantó la mano, “Yo Karen”, dijo, y me quedé con el ojo cuadrado. Pasaron unos segundos, esos en los que mentalmente o no sé cómo, calculo que ya nadie mas se va a proponer; esos segundos en los deseos que alguna de las chicas de repente salte de algún lado del salón a pelear ese tan codiciado lugar que aún quedaba, pero a la vez no, porqué yo quería ese lugar. Porque yo quería ser tan valiente como la Tere y levantar la mano, yo quería la seguridad de la Tere, yo quería ser muy inteligente y no tener que pensarla tanto, pues sin ser nada de eso, sin tal vergüenza, sin pensarlo y creo que sin darme cuenta, como si un resorte me hubiera impulsado, levanté la mano, ni yo misma lo podía creer.  

Por supuesto que noté la cara de alegría que puso mi compañera, porque, aunque no lo necesita, siempre será mejor que sola. Desde ahí nos dijimos que presentaríamos juntas, y a pesar de que tendría una compañerita, de que no sería solo yo ahí parada, aún así, no podía entender cómo me había metido en esa bronca; más porqué aún teníamos deberes por entregar a la maestra Michelle. Pero como dije, no me voy a preocupar hasta que tenga que hacerlo y así fue. Aquí cabe el segundo aprendizaje: soy capaz de hacer muchas cosas, solo falta creer un poco en mí.

Ese día sábado 18 y hasta el martes 21, puse todos mis esfuerzos en terminar y entregar la última tarea para cerrar módulo, haciendo como si no tuviera que algo previo para la clase siguiente. Ya desocupada, después de llegar del trabajo, la casa, los gatos y todas esas banalidades de la vida cotidiana, ahora sí, a lo que sigue. Busqué la lectura que nos había mandado Karen por el grupo y me fui a la papelería a que me la imprimieran, y ya con el material en mano, pues a leer que no hay de otra.

El plan fue leerla primero, ver que tanta información podría sacarle y ver cómo lograr unas buenas diapositivas para armar la presentación, pero ya que vi cómo estaba la cosa, me empecé a preocupar porque no iba a ser tan “como nada”, ya que la lectura traía demasiadas fechas y todas se me hacían importantes como para dejarlas fuera, y si me ponía a hacer una diapositiva por fecha, se iba a hacer un gran chorizo y tal vez los plebes se iban a aburrir y no iban a pelarme. Hablé con mi compañera y ella me dijo de qué manera las haría ella, mas yo continuaba con una idea en la cabeza que no sabía cómo aterrizar; así que continué buscándole hasta que logré concretar la idea y realizar las mentadas diapositivas. ¿Como que no sé qué aprendí? Claro que sí, tercer aprendizaje: también mis ideas son buenas, ¡tente fe, Aracely!

Ya teniendo lista la presentación, se la mostré a mi compañera de aventura y entre las dos decidimos poner una parte de la mía y el resto de ella, y de como estaría la cosa a la hora de la hora. Ya habiendo resuelto esta parte, lo que seguía era buscar la forma más compacta para explicar a mis compañeros lo que había entendido de la dichosa lectura. Se lee fácil y hasta escribirlo está siendo más fácil de lo que realmente batallé para darme gusto, pero no fue así, fíjate nomás, darme gusto a mí es una locura, por momentos me desesperaba y me alocaba. Claro que sí, me daban ganas de llorar y lloraba, ¿por qué no? Estar queriendo hacer algo y no poder lograrlo es muy frustrante, crearme expectativas acerca de cualquier cosa, preocuparme antes de tiempo, si ya me había dicho que no lo iba a hacer. ¿Lo ves? Siempre hay aprendizajes, solo hay que saber encontrarlos y darles un buen uso. Cuarto aprendizaje: no preocuparme antes de tiempo, ¡entiende mujer!

Por fin encontré la manera de como iba a presentar, le di una repasada y ya, decidí irme a dormir temprano para estar al 100 el día siguiente, y se logró porque ese sábado me levanté muy temprano, 4:34 para ser exactos. Así que decidí no regresar a la cama y hacer todo lo que hago antes de irme a la escuela, desde necesidades hasta obligaciones, todo con calma, me tomé mi tiempo. De esta manera fue que le avancé al quehacer de la casa, arreglé mis útiles, mi ropa, hasta me alcanzó el tiempo para prepararme el desayuno para llevar a la escuela y todavía bañarme, arreglarme a gusto y salir de la casa a las 7:07 (ah, porque también dijeron que el maestro era muy puntual), y pues a la vuelta de la esquina de la escuela, no vivo, está lejos la tirada. El quinto aprendizaje: cuidar mis buenos hábitos (que no se olvide la buena costumbre de llegar a la escuela tempranito)

En fin, llegué a la escuela a las 7:30, y como siempre que llego a esa hora, al abrir la puerta y la primera cara que veo al entrar, la de mi compañera Edsalia. Saludé y me fui directo al lugar donde me siento; crucé unas palabras con mis compañeras y ni así se amenoraba el nudo que sentía en el estómago. Me salí del salón para ir a llenar mi botella, y mientras lo hacía, pensé en ir a darle otra repasada a la presentación; terminé eso y regresé al salón y fui directo a mi lugar. Busqué entre los documentos la presentación, la abrí y me puse a repasarla, pero para ese momento ya habían llegado más compañeros y ya era imposible para mi estar concentrada así que me olvidé de eso, dejé que la vida siguiera su camino y que pasara lo que tuviera que pasar. Otro aprendizaje más, el sexto: tomar las cosas con calma.

En eso estaba, ya cerca de las 8:00, de repente se abrió la puerta, entró una persona preguntando qué grupo éramos, le contestamos y luego se dirigió a mí y me preguntó que clase teníamos. Solo atiné a decir que clase con el maestro Frías, se rio y dijo que él era el maestro Frías, que ya regresaba y salió. Me quedé de a seis, ni cerca me pasaba que él fuera el maestro; en fin, ya de regreso, estuvo haciendo algunas preguntas generales, en lo que daba la hora para comenzar la clase, y en eso que me pregunta qué si como se llama la materia. Me quedé callada, ¡no recordé el nombre de la materia! ¡Qué oso! A todo esto, no porque no he mencionado nada de los nervios que sentía, vayas a pensar que ya no tenía, todo lo contrario, seguía sintiendo todo: los nervios, el miedo, la ansiedad, la boca seca, el nudo en la panza, las ganas de salir corriendo, pero más exagerado porque ya estaba pasando, y de pilón tenía que exponer, ¿a quién se le ocurre? Y pues, siete: aprendí a la mala que, cuando voy a iniciar materia, debo checar cómo se llama tanto ésta como el maestro.

Me había imaginado que lo primero que iba a pasar ese día sería nuestra exposición, pero no, en punto de las 8:00 AM, el maestro comenzó a hacer gala de todo lo que tiene para compartir; una clase de las que menos me han tocado en la UPES: el maestro dando la clase de viva voz, preguntándole hasta al menos participativo, queriéndoles sacar palabras hasta a los mudos, callando a los que interrumpen. En fin, la manera en que se dio la primera parte de la clase y el rumbo que tomó, me sirvió para sacar un poquito de nervios, nomás poquitos jaja. Antes de ir al receso, el maestro nos llevó a observáramos el mural, el cual tengo que reconocer que, de mis ganas, lo he volteado a ver pocas veces. Creo que normalizo tanto el que este ahí, que no alcanzo a darle el gran valor que tiene en muchos sentidos: cultural, sentimental y material, pero siempre que me han obligado a observarlo, no me cabe en la cabeza cómo le hizo el profesor Lamberto. Como dijo el maestro Frías, era una persona de un vasto conocimiento. Ese día el aprendizaje ocho: distinguir las cosas que realmente merecen que las valore.

Y como no hay día que no se llegue, ni plazo que no se cumpla, fue así como al regresar del receso, preparamos todo para nuestra presentación. Así como lo planeamos, fui yo quien inició. Todo empezó normal, sin dejar de lado mis nervios, empecé a explicar a mis compañeros y maestro lo que había extraído de la lectura “¿De dónde vienen y a dónde van los maestros mexicanos? La formación docente en México, 1822-2012”, y en la primera diapositiva de la información que di yo, el maestro tomó la palabra y ahondó un poco más. Así con cada diapositiva o cada vez que tenía algún dato importante. Nunca estuve mas agradecida, ya que sus intervenciones hacían que yo respirara un poco y todo fluyera de una forma mas natural; hasta tuve la oportunidad de ir reflexionando algunas partes que no estaban tan claras para mí, ya que mi compañera terminó su intervención y una vez sentadas en nuestros lugares, estuvimos compartiendo puntos de vista y coincidimos en que nos había gustado mucho nuestra participación y de cómo el maestro nos ayudó. Uno más, nueve y ojalá que de verdad lo haya aprendido: el tener la certeza de que voy a la escuela a aprender y que si me equivoco, se vale, no siempre las cosas van a ser perfectas.

 


Comentarios

Estimada Alma Aracely, qué agradable su manera de entrar a este inclusivo Blog, con un relato fresco, espontáneo, ilustrativo y enriquecedor en los aspectos Literario y Educativo.

¡Felicitaciones y esperamos muchos relatos más!
Saludos, Mtro. José Manuel Frías Sarmiento
Sra. Aracely y maestro José Manuel Frías Sarmiento, mi más sincero agradecimiento por brindarnos sus conocimientos, Aracely es un orgullo conocerla pero sobre todo orgullo de sus aprendizajes desde el día 1 La fecha porque no somos tan jóvenes y no conforme con eso tenemos otras responsabilidades y apesar de eso, siempre la veo motivada y con sus ganas de seguir en este camino y al maestro Frías por darnos sus grandes enseñanzas pero todo sus experiencias, nos engrandece la forma de como pensar y hasta querer ser igual o mejores cada día.. mis eternos agradecimientos a ambos por compartir sus aprendizajes y vamos por más que todabia quedan 3 módulos más! Y si LEER es primordial para mí.
Zayas dijo…
Las cosas nunca son perfectas es precisamente la imperfección las que las hace interesantes y únicas. A seguir preparándose Aracely, hay mucho camino por recorrer aún y los estás haciendo con los zapatos correctos.
Marcelo Tolosa dijo…
Muy valioso texto estimada Aracely. Es un texto con mucho movimiento y enseñanza. Me da gusto que se haya dado cuenta de tan valiosas lecciones y sobre todo que esta ante una gran persona que es el Master Frías, La leyenda Frías Jajay! Que estoy seguro su vida se vera favorecida enormemente por sus enseñanzas. Le mando un saludo.
Danna Orrantia dijo…
Compañera Aracely, debo decir que la primera clase que tuve con el Tal Frías fue todo un show, específicamente porque me tocó en línea, pero al pasar a las clases presenciales fue que entendí la premisa de mi buen profesor, no esperes nada de la UPES, ni de tus compañeros, mucho menos de tus maestros, espera siempre lo mejor de ti y lucha incluso contigo misma para conseguirlo. Un saludo y debo felicitarte por tu primer texto, empiezas con broche de oro, bienvenida.

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