“La cultura es como el suelo fértil que proporciona lo que necesitamos para crecer, como el agua y el sol para una planta”



 



Un Ciclo de Cultura e Identidad

 

Jazmín López Aispuro                                    

 

Alguna vez te has preguntado ¿por qué somos como somos? y ¿por qué hacemos las cosas de cierta manera? Bueno, resulta y resalta que la respuesta está en la relación entre nuestra cultura y nuestra identidad, dos cosas que van juntas como un ciclo que nunca se detiene, porque si lo piensas bien existe una fuerte conexión entre ambas.

Imagina que nuestra cultura es como la tierra en la que crecemos y nuestra identidad es como una semilla que se planta en esa tierra. La cultura es como el suelo fértil que proporciona lo que necesitamos para crecer, como el agua y el sol para una planta. Cuando nacemos, ya estamos inmersos en una cultura particular. Esto significa que estamos rodeados de tradiciones, costumbres y formas de vida específicas de ese lugar o grupo al que pertenecemos. Esta cultura es como un "ambiente" en el que crecemos, y nos influye de muchas maneras.

A medida que crecemos, nuestra identidad comienza a tomar forma. Esto significa que a medida que pasa el tiempo y experimentamos la vida, comenzamos a descubrir quiénes somos y qué cosas nos importan. Es como si construyéramos poco a poco nuestra imagen, la imagen de sí mismos y lo que los hace únicos. Como una planta que crece en ese suelo cultural. Aprendemos de nuestra cultura, adoptamos sus formas de hacer las cosas y nos sentimos conectados a ella. Nuestra identidad crece y se fortalece gracias a nuestra cultura.

Pero aquí está lo emocionante: nosotros también influimos en nuestra cultura. A medida que nos hacemos adultos, participamos activamente en nuestra sociedad. No todos podemos influir de manera significativa o de la misma manera. La influencia que una persona tiene en su cultura depende de muchos factores como, la posición social donde nos encontramos, los recursos de los que disponemos para hacer algo, la educación como por ejemplo la creación artística, la escritura, la investigación, etc. y las circunstancias en las que nos encontramos, pero también que tanto queremos realmente dejar una huella en el mundo o solamente queremos pasar desapercibidos terminando convertidos en polvo, bueno continuando, si bien no todos podemos influir de la misma manera en la cultura, es importante recordar que cada uno contribuye de alguna manera en nuestras acciones, decisiones y valores a través de estos se puede cambiar la cultura a nuestro alrededor, de la misma manera en que las raíces de una planta pueden cambiar el suelo en el que crecen.

Este ciclo continúa para siempre. La cultura afecta quiénes somos, y nosotros también afectamos a la cultura. Es como una rueda que siempre gira, impulsándose una parte a la otra en un ciclo eterno de crecimiento y cambio. Lo vemos en nuestra vida cotidiana. Lo que comemos, cómo vestimos, cómo hablamos y cómo nos relacionamos con los demás, todo está influenciado por nuestra cultura y nuestra identidad. Esta interacción constante nos recuerda que somos parte de un mundo diverso y fascinante, donde todos contribuimos a la diversidad cultural. Nuestra cultura y nuestra identidad van de la mano, y juntas forman una especie de ciclo que nunca se detiene. Esto es lo que nos hace ser quienes somos y cómo experimentamos el mundo a nuestro alrededor. Cada día, somos parte de esta interacción cultural que enriquece nuestra vida y nos hace comprender la belleza de la diversidad en el mundo.

 

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