“Querido Lector, recuerda que, en nuestro andar, somos ese Caminante. Que, sin descansar, seguimos nuestra vereda de la vida sin parar”


 



EL CAMINANTE

 

Flor Itzel Núñez Sánchez

                                

Por la vereda más angosta y solitaria va el caminante, paso a paso, a veces lento a veces rápido, pero sin aflojar el paso, con la mira fija al frente, con su objetivo en mente. Así empieza el recorrido del caminante.

Paso a paso, va por la vereda que hasta hoy ha sido fácil y, orgulloso por su logro, observa que hay más veredas parecidas, pero él va paso a paso, siguiendo su camino sin dejarse vencer.

Poco a poco, la vereda empieza a cambiar, se vuelve pedregosa y no fácil de caminar, con cuidado y esfuerzo el caminante sigue su camino sin descansar; aunque tropieza, se vuelve a levantar, un leve raspón no lo ha de parar. Un paso, otro paso, sin descansar, continúa el caminante su andar.

Pequeñas subidas, leves bajadas, hacen la vereda difícil de caminar, pero sin descansar el caminante su paso no ha de aflojar. Seguir hasta el final es su objetivo. Observa las otras veredas que puede tomar, parecen fáciles de andar, pero sus metas no ha de cambiar.

Seguir caminado hasta el final, por esta vereda a veces difícil de caminar, paso a paso va el caminante con su andar, decidido a llegar al final. Un raspón, otro raspón, a veces sangrando, sin descansar y observando las otras veredas que ya llegaron a su final.

Cansado y sin poder respirar, este caminante se empieza a preguntar: ¿Cuándo he de llegar a mi final? La vereda se ha vuelto difícil de caminar y este caminante se empieza agotar. Las subidas ya son difíciles de andar y por las bajadas ya quiere rodar, cansado y fatigado empieza a mirar las otras veredas que ya llegaron al final; comienza a notar que no son tan solitarias como solía pensar y empieza a desear una compañía para llegar más fácil hacia el final.

Por su recorrido encontró quien hacerle compañía, pero decidió ir solo por su travesía, sin contar que pronto se arrepentiría. Ahora, solo y cansado, tiene que llegar al final de su aventura por esta vereda que se ha vuelto más difícil todavía. Paso a paso, sigue el caminante su andar, sin descansar, pero con su corazón lleno de pesar, preguntándose si ya habría llegado al final, si con compañía hubiera sido más fácil superar esos obstáculos que tan cansado lo tenían ya.

Querido Lector, recuerda que, en nuestro andar, somos ese Caminante. Que, sin descansar, seguimos nuestra vereda de la vida sin parar, brincado obstáculos para llegar al tan ansiado final. Tú sabes si tu andar lo haces solo hasta el final. O aceptas compañía que te ayuden sin dudar. Y así llegues, sin cansancio y con aliento, hasta el preciado final.

 

Comentarios

Flor Itzel, “Al andar se hace camino…” dice con justa razón el poeta. Y en esta vida el primer paso marca siempre la diferencia, que luego se ajusta al caminar, en solitario o en compañía que siempre hemos de tener cuidada al escoger o al aceptar, para caminar con más seguridad, con alegría y con el ánimo elevado hacia el espíritu. Y este Blog te agradece el que nos acompañes en el camino del Pensamiento Escrito.

Saludos, José Manuel Frías Sarmiento
Buen día estimada Flor, en el trajinar de la vida algunos caminan lento, otros más aprisa… dicen que, lo ideal es caminar lento para visualizarse desde adentro hacia afuera. Las prisas suele traer margas experiencias… “caminante no hay camino se hace caminos al andar”.

Saludos
Itzel dijo…
Muchas gracias profesor por traer este primer escrito que realicé, este texto es mi primer paso como dice usted que esta marcando la diferencia, el primer paso que di para adentrarme al mundo de la escritura, nunca imagine que este mismo me daría el impulso y la motivación para seguir.
Gracias por el consejo, lo tomaré personal, iré lento pero a paso firme en este mundo del pensamiento escrito.
Futura escritora
Flor Itzel.

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