“Aves negras que nublan el cielo azul mientras hieren al solitario girasol”






AVES NEGRAS

 

María Madrid Zazueta

 

Aves negras habitan en la mente, que es mi hogar. Sus graznidos lastimeros inundan recovecos y abismos, donde duermen los recuerdos de un cuerpo que agoniza ante la inminente realidad que no concibe. Aves negras, preñadas de hastío y atormentados viajes en las tinieblas de corazones rotos. Mortales pensamientos e incipientes suspiros libres vuelan asfixiando las almas acongojadas. Aves negras, ante las que se piensan muchas formas de abandonar el puerto, soltar las anclas para elevar el alma hacia el sueño que todo lo envuelve dando paz. Aves negras, donde el fénix no resurge y la alondra cansada ha detenido su vuelo. Aves negras que nublan el cielo azul mientras hieren al solitario girasol. Aves negras, con su rancio olor las flores más bellas palidecen de dolor. Cansado, su corazón se ha detenido, le han fatigado luchas sin sentido. Días de cotidiana brutalidad podan su piel con amargas decepciones. Hastío rutinario, sobrevivir entre muertos medio vivos. Pusilánimes bestias, anémicas de amor e inmoral inexistencia, seres que en su andar laceran inclementes existencias que brillan como el sol.  Anclada en pesadumbre, se marchita el alma ante la indiferencia de aves negras que transitan de sol a sol. Inmunda indiferencia, la malnacida de todos los sentimientos, la más mortal. Y en la acera de la vida, entre escombros y concreto, naces Esperanza; naces con los sueños de despertar un día con una existencia renovada, donde aves negras no transitan y mariposas azuladas tejen azules capullos, donde nacen mil suspiros de las almas que, benditas por confiadas, sus luchas han dejado.

 

Comentarios

Aves Negras, como las que volaban sobre las ágoras de los griegos para vaticinar desgracias venideras. Aves Negras, estimada María, que, a veces, nublan el corazón y nos llenan la mente de presentimiento opresivos. Pero siempre, como en la Caja de Pandora, la Esperanza estará para auxiliarnos.
Saludos, José Manuel Frías Sarmiento
GILBERTO MORENO dijo…
Aves negras sacadas de un cuento apocalíptico donde a veces nos vemos reflejados en fangos profundos con un cielo inexistente y aterdeceres de pálidos matices, tocando la locura.
y al final, la frágil luciérnaga aparece de repente que crees que es un sueño entre los sueños. Te aferras a es luz que, itermitente, te da esperanza.
Saludos. Gilberto Moreno.
María Porcella dijo…
Aves negras que queramos o no allí están y, que gracias a Dios, son pasajeras en el amplio camino de la vida. Aparecen cuando menos se espera, a veces con una apabullante presencia que creemos no podremos resistir; pero resistimos. Gracias por sus valiosos comentarios que son como esas mariposas azules de mi atmósfera y las amarillas de García Márquez, como las luciérnagas que son pequeñas pero irradian luz en un mundo literario impregnado de indiferencia.
Aves negras, como los presagios de mal agüero como dicen en mi rancho, pero, algún propósito cumplen si no, no estuvieran. Muy profundo relato maestra María Madrid.
Saludos

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