“En ocasiones, sólo queda mirar y callar para encajar”
DECEPCIÓN O DEPRESIÓN
Flor Dalicia Núñez Lizárraga
Hay
un dicho muy cierto que dice “arrieros somos y en el camino andamos”. Y estoy
muy de acuerdo con ese dicho. En ocasiones, la vida da muchas vueltas y uno
nunca sabe de nuestro propio destino.
Todos
los días reafirmo mis frases y mis deseos. Siento que, de alguna manera, me
ayuda. Algo que descubrí que ayuda tanto a mi mente como a mi corazón es
escribir, aunque sea una pendejada, diría Frías. pero mía, de mi mente. Y sacar
o plasmar lo que, tal vez, debo callar, porque siempre pienso en la otra
persona, porque no soy egoísta y trato de ponerme en el lugar del otro, por
encima de mí y eso, en ocasiones, no me ayuda ser así; porque, entre más buena
sea una persona, más le ven la cara. Y es ahí donde llega mi decepción o
depresión. He aprendido a sobrellevar las cosas, a tener fortaleza y a tener mucho
amor por mí y por mi familia. Con eso es que le doy la vuelta a la depresión.
Y
es que mi mente trabaja más que mi lengua o el mismo cuerpo. Mi corazón lo tuve
que encerrar para que no me duela tanto la manera de ver las cosas o, más bien,
pensar que poco a poco las cosas van a cambiar. Para empezar, yo empecé a
aceptar que el mundo no es como debería de ser y que me debo adaptar a esta
modalidad de vida. Me aterran las ideas que se están generalizando con las
redes sociales, vivimos en un mundo donde es más vital una vista o un like y
postear algo en son de burla y discriminación, sin pensar si a la persona le
dolerá o le afectará de alguna otra manera; donde ofender a través de redes es ser
lo más famoso y lo mejor pagado, ya que la ignorancia es más cotizada que la
educación básica.
El
respeto es uno de los valores más golpeados y olvidados, hasta se podría decir
que enterrado. En un abrir y cerrar de ojos, los que eran tus enemigos se
volvieron tus amigos y los que eran tus amigos son tus nuevos enemigos. No
estoy de acuerdo en que la ignorancia gane. No estoy de acuerdo que una mujer
destruya a otra mujer porque el machismo cambió de género. No estoy de acuerdo
que los valores no tengan importancia y gane la vanidad, el ego, el poder de
autoridad.
Últimamente,
he aprendido a darme más valor, a amarme primero yo, después yo y siempre yo. No
olvidar mi esencia como persona, a no cambiar mis perspectivas de que la vida
es bonita, aunque te llueva sobre mojado. Porque, hoy en día, la vida la
debemos vivir como si no hubiera un mañana, pues no se sabe si el contrato se
nos caducó. Y ahí no hay contrataciones nuevas, ni renovación o marcha atrás.
En ocasiones, sólo queda mirar y callar para encajar.
Comentarios
Saludos, José Manuel Frías Sarmiento
Saludos