“Yo soy. Yo soy la que mira. Yo soy la observadora. Soy conciencia pura y presencia absoluta. Me siento en la silla de la conciencia y veo los misterios de la vida surgir.” 




 




SIN NADA QUE ESCRIBIR



Briana Sarahí Velarde Martínez

  

Aquí estoy sentada y con la computadora sobre mi escritorio, ella me mira y yo a ella. Está encendida y yo sólo hago volar mi cabeza, no sé que escribir. Me tomó algo de tiempo pensar exactamente qué plasmar en estas letras. Sólo tengo vagas ideas por la mente, pero destaca una en específico. Cierro mis ojos y le tomo un sorbo a la taza de café que tengo junto a mi y me transporta a cuando era pequeña. Me creía la estrella más bella de todas y lo era. Pero ya no me gustaba ser admirada, quería esconderme tras la luna y hacerme pequeñita, prefería no brillar por temor a fracasar. Pero me veo, sigo siendo la misma estrella capaz de iluminar el planeta, sólo faltaba que me lo creyera. 

Siento una batalla interna, entre una voz y una emoción me encuentro sumergida, en busca de la salvación. Indecisa y entre una guerra continua. Pasión, emoción, corazón, disputa entre la racionalidad, lógica y mente. Entre bandos quiero aire. Mi mente habla, “esto es más seguro, esto te dice que hagas el mundo”. Tienen razón. Pero, adentro lo sentimos. Esa incomodidad. Ese agujero en la panza. Ese aprieto en la garganta. Nuestro corazón no habla en oraciones. Trasmite experiencias. ¿Es miedo el que sentimos? Sí. Y es aquel miedo el que nos cierra las manos a las sogas. El eterno confort gozando la estabilidad de la indecisión. 

Nuestra mente habla. “no tienes el tiempo, no tienes el dinero para hacer eso”. Pero el corazón desafía. 

La batalla continúa y en el limbo el aire se escapa. Cierro mis ojos y confío en mi instinto, la pasión, el corazón. Aflojo la soga de mi mente, y ella solo se defiende. Me doy cuenta. Estoy cayendo otra vez. Caigo en la hoguera emocional. Me ciega y simplemente me ciega. Pero, miro más allá de lo que siento. Soy observadora. Cegados los ciegos sin presencia. Sientes ira y te transformas en ira. Sientes miedo y te transformas en miedo. Sientes dolor y te transformas en el dolor. Desde la emoción actuamos. ¿Quién soy?, vaga esa pregunta. Probablemente responda mi nombre, pero eso sólo es una colección de letras. Pero ¡Yo soy yo. Yo miro cuando miro, yo escucho cuando escucho, yo veo lo que sueño yo. Ahora imagino dejar de existir. Imagino no ser consciente. Pero no puedo. Porque eso es lo que soy. La palabra más sagrada en mi vocabulario. Conciencia y presencia. Me doy cuenta, soy la experimentadora, la observadora. Aquella que mira todos los sucesos de alguna parte en la cabeza. “Yo soy. Yo soy la que mira. Yo soy la observadora. Soy conciencia pura y presencia absoluta. Me siento en la silla de la conciencia y veo los misterios de la vida surgir. 

En este caso, los misterios surgen a través de mis letras y sólo salen extrañezas; no sabía qué escribir, pero mi computadora me miraba mucho y esto surgió. 


Comentarios

José Manuel Frías Sarmiento dijo…

Briana qué gusto saber que observas con atención el Mundo desde la Silla de la Conciencia. Y que agradable saber que El Taller contribuye con esa Mirada que tanta falta hace hoy en la vida. Y más aun en los escenarios académicos.
Saludos. José Manuel Frías Sarmiento
Literal, no tenías que fregados hacer y te pusiste a escribir JAJAJAJA, es bueno el ejercicio, así podemos ver que la creatividad que tienes contigo es muy grande, y la improvisación es algo que caracteriza que, aquello que es perfectible no es perfecto sino mejor, puesto que, es como meter gol rematando de primera, como venga el balón terminara siendo un golazo porque la intención es lo que le da sabor a las cosas que hacemos sin pensarla dos veces, me encanto el relato por lo corto y lo significante que será para las personas que limitan ellos mismos su creatividad.
¡Felicitaciones hermanita!
Así es mi estimado Hugo, la Creatividad es inmensa y brota cuando y en dónde menos lo piensas. Es más, entre menos se piense más pronto y rica brotará
Saludos, José Manuel Frías Sarmiento
María Porcella dijo…
Querida Briana, te leo y encuentro en tu texto algunas coincidencias conmigo. Es decir, con mi estilo de.escritura. Con esa costumbre de dejar que fluyan las palabras que parecen improvisadas pero siempre estuvieron en alguna parte de nosotros, habitándonos hasta se compartidas a otros. Te leo, te veo, te,me veo y me encuentro en tus letras.

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