14 de Febrero, Día del Amor y la Amistad


 “Si ese amor, por cualquier circunstancia, nos hace sentir mal, aunque parezca ambicioso, entonces no, eso no es amor”




 



                                        ¿QUÉ ES EL AMOR?

 


Laura Elizabeth Trujilo Tuz

 

¨El amor es paciente, es bondadoso,

El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.

No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente,

El amor no guarda rencor. ¨

1 Corintios 13: 4-5

 

Aprovechando que estamos en el mes del amor y la amistad, especialmente la fecha del 14 de febrero, dedico unos minutos para reflexionar y escribir sobre el amor, cuyo significado en la RAE es el ¨sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser¨; también se conceptualiza como ¨el sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia otra persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno¨.  Y así, cualquier significado que se busque de amor, involucra a otro. ¿y qué pasa, cuando en lugar de amar a otro, nos amamos a nosotros mismos?

Pues sucede que cuando vamos en contra del significado de amor y nos amamos a nosotros mismos, entonces suele llamarse egocentrismo, narcisismo, ególatra, creído, etc. Ya no se le llama amor, porque se nos ha hecho creer que para ser amor se le tiene que dar a otro. Y entonces surgen las creencias que el amor lo soporta todo, que el amor en las buenas y en las malas, que el amor tiene altas y bajas y también que el amor duele.

En nuestra sociedad se juzga a una mujer cuando deja a su pareja después de años de maltrato y se le tacha de libertina, de promiscua, de indecente, de puta, de mala mujer, de mala madre, porque alejó a sus hijos de su papá, porque no aguantó por el bien de ellos y, en realidad, sucede que, después de haber ¨amado incondicionalmente¨ a esa persona y de ¨aguantar por amor¨ todo el abuso que esa persona cometió contra ella, por fin, empezó a amarse a sí misma y a protegerse de lo que le hace daño física y emocionalmente; de proteger a sus hijos a los que ama, de un ambiente que les hacía daño, que no era sano, que no era bueno, por fin entendió que el amor no duele, que el amor no golpea porque ama, porque sabe que no existe ¨el te pego por tu bien, el ¨tú te lo buscaste¨; sabe que el amor no lastima, que el amor sólo ofrece cosas buenas para nosotros mismos y para los demás.

Yo creo fielmente, que cuando una mujer o un hombre soporta maltrato, humillaciones, actitudes que lastiman, cuando justifica el mal comportamiento de su pareja porque tuvo un día malo, o porque esta estresado, cuando dice, -¨yo lo hice enojar-, esa mujer no ama realmente a ese hombre o viceversa, es más bien que no se ama así misma, y por lo tanto no puede dar lo que no tiene, si el amor no crece en su interior, no puede entonces florecer hacia otra persona. Pero estamos tan acostumbrados a decir o a escuchar, ¨es que lo ama demasiado¨. Y es que pareciera que el amor propio y el amor están peleados y no pueden caber los dos en un mismo lugar, cuando debería ser que fueran complementos uno del otro, es decir, si no me amo a mí misma, entonces no puedo amar a los demás.

A lo largo del tiempo se ha adoptado un tipo de ¨amorómetro¨; para medir la intensidad con que uno ama a otra persona: Si te vas a la primera, entonces amaste poquito; si aguantas violencia psicológica, humillaciones, infidelidades, faltas de respeto, entonces amaste a medias; pero si el maltrato es físico, incluso, hasta llegar a morir en manos de tu pareja, entonces amabas mucho. Y es que eso se nos ha hecho creer, tanto así, que nos sentimos culpables cuando salimos de una relación en la que no había amor. Y dudamos si no hicimos lo suficiente, si tomamos la decisión correcta, sino exageramos, como si fuera necesario aguantar o esperar para ver si esa persona cambia. Ese anhelado cambio, que se promete a la primera y que, si te quedas y no se cumple, pierde su importancia y entonces te quedas aceptando que él es así; y te conformas con los días buenos, con la reconciliación, con las flores y con las palabras bonitas que tienen la capacidad de borrar el sentimiento amargo de una ofensa. Y entonces nos sentimos bien porque cumplimos con la regla esencial del amor, que es hacer sentir bien al otro e, incluso, alardeamos y decimos: ¡Yo sí sé amar! ¡Yo lo amé tanto! Haciendo alusión a todo lo que le aguantamos.

Debo aclarar que el amor no tiene género, que el amor es universal y que, aunque en mi escrito me refiero más a las mujeres, no niego que exista el maltrato hacia los hombres, y que merecen amor de igual forma que las mujeres, que merecen amarse a sí mismos y no aceptar menos.

Si todas las personas, entendiéramos que sólo necesitamos amarnos a nosotros mismos para encontrar el amor, entonces el mundo sería distinto; porque no existiera la violencia doméstica, porque todas las mujeres a la primera se fueran, con la firme convicción de que no era amor; y entonces no hubiera adultos marcados por un hogar violento y una infancia infeliz, que después desemboca en problemas de violencia hacia los demás, de odio, de drogadicción e, incluso, de problemas de obesidad, por mencionar algunas.

No existiera una sociedad caracterizada por la falta de valores y empatía por el prójimo, no tuviéramos la tendencia de hacer daño a los demás, porque al dañar a otros nos lastimamos a nosotros mismos, ya sea por las consecuencias de nuestros actos o porque viviremos intranquilos en nuestra conciencia.   

El significado de amor no debería estar orientado al afecto o sentimiento por alguien más, el amor debería centrarse en lo que nos hace bien, en lo que nos hace feliz, completo, libre, sano, ya sea nuestro trabajo, nuestra carrera, nuestros hijos, también nuestra pareja, siempre y cuando nos haga sentir bien siempre.

¿Suena imposible no?

Esta negación radica en nuestra cultura, lo que nos han hecho creer siempre, pero sí, el amor no debe ofrecer nada malo, porque si ese amor nos hace sufrir, nos hace llorar, nos hace sentirnos insuficientes, nos mantiene cautivas, no nos permite cumplir nuestros sueños, nos ridiculiza, minimiza nuestro dolor, no se emociona con nuestros logros, no se detiene a escucharte y si ese amor, por cualquier circunstancia, nos hace sentir mal, aunque parezca ambicioso, entonces no, eso no es amor.


Comentarios


Laura, complicado asunto es éste del Amor. Todos lo vivimos, lo gozamos y lo sufrimos de distintas maneras, pero a todos, de una u otra manera, un día en la vida el Amor toca a nuestra puerta.

Tu relato a varios lectores les hará pensar.

Saludos, José Manuel Frías Sarmiento
Marcelo Tolosa dijo…
Asi es Laura. Observaciones muy importantes y maduras. Se ha venido confundiendo de muchas maneras el amor. Y siento que el lado femenino es el que mas ha sufrido. Pero poco a poco se ha ido alzando y haciendose escuchar su voz. Te mando un saludo por este texto.

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