“La capacidad de aprender es un proceso vivo: simplemente permaneces capaz de aprender, permaneces disponible, permaneces abierto, listo para recibir”





 



¿MADUREZ, INMADUREZ O EDAD?

 


María Luisa Álvarez Piña

 

"Que los niños se atrevan a defenderse de los adultos                                                                           en el aprendizaje de las artes y las letras".

Gabriel García Márquez

 

El Gabo dijo: trata de hipnotizar al lector para que no piense sino en el cuento que tú estás contando. Y eso requiere de una enorme cantidad de clavos y tornillos y bisagras para que no despierte. Eso es lo que yo le llamo carpintería. Cuando uno atrapa al lector, logra comunicarle un ritmo respiratorio que no se puede romper, porque, si se rompe, despierta.

Hay infinidad de escrituras literarias diversas, de a montón. Algunas pueden atrapar y otras no tanto; pero ahí están para cada mente humana, para cada preferencia, para cada gusto. Me puede atrapar García Márquez, pero quizás a Usted no. Me puede atrapar otra dimensión más de la persona, como biológica o social.​ Otras doctrinas, donde la filosofía o la ideología se conectan, y la mente genera incógnitas propias en relación con lo que quiere decir el escritor, de ahí, tomar lo puede ser útil. Porque leer un texto que te atrape, es decir, te eleva o te sumerge a lo más profundo de tu Ser, y eso ¡está cañón! Pero para llegar a eso, se tendría que leer y mucho. Y cuando hablo de mucho, es de un género y de otro género y así te vas… Más que utilizar el término dominar un género literario, lo dejaría en conexión-estudiada. Hoy me han atrapado un texto que no sé a qué género literario podría estar, mismo que me permito con su permiso compartir, que tampoco sé cómo llamarle a lo que me parece bueno y no sé si para Usted; Pues en gustos se rompen géneros. Quizás pueda quedarse en recopilación-compartida.  

Entonces ¿la madurez, inmadurez y la edad que tienen que ver? La gran literatura lo descubre el lector que lee mucho de un determinado género. Pienso que lo que atrapa al lector, es lo que busca o, tal vez, sería mejor no saber qué busca y de ahí lo bueno. Que el escritor te lleve sin despertar, hasta llegar al punto final. Y es por ello que:

Estaba leyendo una anécdota: Le pareció al señor Smith que ahora que su hijo había cumplido trece años era importante tratar con él esos asuntos que un adolescente debe conocer sobre la vida. Así que una tarde llamó al muchacho al estudio, cerró la puerta cuidadosamente y con una dignidad impresionante le dijo: -Hijo, me gustaría hablar contigo de los hechos de la vida. -No faltaba más, papá- dijo el chico- ¿Qué quieres saber?

La mente es inmadura cuando no está lista para aprender. El ego se siente muy satisfecho cuando no necesita aprender nada de nadie; el ego se siente ensalzado cuando siente que ya sabe. Pero el problema está en que la vida sigue cambiando, nunca es la misma -sigue fluyendo, es un fluir- y tu conocimiento siempre es el mismo. Tus conocimientos no están evolucionando con la vida, están atascados en algún lugar del pasado y siempre que reaccionas a través de ellos pierdes la perspectiva, porque no harás exactamente lo que hay que hacer. La vida ha cambiado, pero tus conocimientos permanecen los mismos y sigues actuando a partir de esos conocimientos.

Esto significa que encaras el presente con los conocimientos de ayer. Nunca serás capaz de estar vivo. Cuanto más funcionas a través de tus conocimientos, más inmaduro te vuelves. Deja que te cuente una paradoja: todo niño inocente es maduro. La madurez no tiene nada que ver con la edad porque no tiene nada que ver con tener experiencia. La madurez tiene que ver con la sensibilidad, la frescura, la virginidad, la inocencia. Por eso cuando uso la palabra "maduro" no quiero decir que cuando hayas tenido más experiencias serás más maduro. Esto es lo que la gente normalmente quiere expresar cuando usa esta palabra; yo no quiero decir eso. Cuanto más conocimiento acumulas, más inmadura se vuelve tu mente. Y cuando tengas setenta u ochenta años serás completamente inmaduro, porque tendrás que funcionar a través de un rancio pasado.

Observa a un niño pequeño... sin saber nada, sin tener experiencia, funciona en el aquí y ahora. Por eso los niños pueden aprender más que los adultos. Los psicólogos dicen que, si a un niño no le obligas a aprender, no le obligas a disciplinarse, puede aprender cualquier idioma en tres meses. Déjale sólo con gente que conozca ese idioma y se pondrá al día en tres meses. Pero si le obligas a aprender le costará casi tres años, porque cuanto más le obligues, más tenderá a funcionar a través de lo que ha aprendido, a través del conocimiento del ayer. Si le dejas a él solo, va libre, espontáneamente; el aprendizaje sucede fácilmente, por sí mismo, por su propio impulso.

Cuando el niño alcanza la edad de ocho años ha aprendido casi el setenta por ciento de lo que va a aprender en toda su vida. Puede que viva ochenta años, pero con ocho ya ha aprendido el setenta por ciento, sólo aprenderá un treinta por ciento más y cada día que pase su capacidad de aprender se irá reduciendo. Cuanto más sabe, menos aprende. Cuando la gente usa la palabra "madurez" quiere decir más conocimientos; cuando yo uso la palabra "madurez" quiero decir la capacidad de aprender, no de saber sino de aprender. Y son diferentes, completamente diferentes, son cosas diametralmente opuestas.

Los conocimientos son algo muerto. La capacidad de aprender es un proceso vivo: simplemente permaneces capaz de aprender, permaneces disponible, permaneces abierto, listo para recibir. Aprender es receptividad. Los conocimientos te hacen menos receptivo porque piensas que si ya sabes, ¿qué te queda por aprender? Cuando ya sabes, te pierdes muchas cosas, cuando no sabes nada, no te puedes perder nada. Sócrates dijo en su vejez: «¡Ahora no sé nada!». Esto era madurez. Y antes de morir dijo: «No sé nada».

La vida es tan inmensa. ¿Cómo puede esta mente diminuta conocerla? A lo sumo tienes unos vislumbres y eso ya es mucho. La existencia es tan vasta e infinita, sin principio, sin fin... ¿cómo puede esta diminuta gota de consciencia llegar a conocerla? Ya es bastante que tengas algún vislumbre, que se abra alguna puerta, pues son pocos los momentos en los que entras en contacto con la existencia. Pero esos momentos no se pueden convertir en conocimiento. Y tu mente tiende a hacerlo; por eso se vuelve cada vez más inmadura. Lo primero es que deberías ser capaz de aprender y que tu capacidad de aprendizaje nunca debería estar cargada de conocimientos, nunca debería estar cubierta de polvo. El espejo del aprendizaje debería permanecer limpio y fresco de modo que pueda reflejar.

La mente puede funcionar de dos modos. Puede funcionar como una cámara fotográfica: la expones una vez, se acabó, la película inmediatamente queda repleta de conocimientos y pierde su capacidad de aprender. La expones una vez y ya sabe: ahora es inservible, ya no es capaz de aprender más. Si la usas una y otra vez se hará más confusa. Por eso la gente que sabe demasiado siempre tiene miedo de aprender, porque se confundirán. Ya son películas veladas. Por eso hay otro tipo de aprendizaje: aprender como un espejo. Expón el espejo las veces que quieras, no importa; si te pones frente a un espejo, eres reflejado, si te quitas, el reflejo desaparece.

El espejo nunca acumula. La película de una cámara inmediatamente acumula; es miserable, atrapa, agarra. Pero el espejo simplemente refleja: te pones delante, estás ahí; te quitas, ya no estás. Ésta es la manera de seguir siendo maduro. Todo niño nace maduro y casi todo el mundo muere inmaduro. Puede parecer muy paradójico, pero no lo es. Permanece inocente y permanecerás maduro. Lo segundo es que la mente inmadura está siempre interesada en trivialidades. La mente inmadura está siempre interesada en objetos: dinero, casas, coches, poder, prestigio... todo trivial, todo podrido. La mente madura está interesada sólo en la existencia, en el ser, en la vida en sí misma. De este modo cuando digo que tienes una mente inmadura quiero decir que todavía estás interesado en cosas, no en personas, interesado en el exterior, no en el interior, interesado en los objetos, no en lo subjetivo; interesado en lo finito, no en lo infinito. Sólo observa tu mente, adónde va, cuáles son sus fantasías. Si te encuentras un valioso diamante en la carretera y justo ahí mismo ha florecido una rosa, ¿en qué estarás interesado, en la rosa o en el diamante? No serás capaz de ver la rosa si estás interesado en el diamante. Pasarás por alto la rosa, no tiene valor. Tus ojos estarán cegados por el diamante. Toda tu mente estará enfocada en el diamante y pasarás por alto otro diamante que estaba más vivo: la rosa. Dicen que en el paraíso hindú las rosas no son rosas normales, están hechas de diamantes. No lo sé, pero yo sí he visto rosas. Si puedes ver rosas hechas de diamantes, aquí en la tierra, ¿por qué ir tan lejos? Sin ir al paraíso, puedes verlas aquí y ahora... Una vez que aprendes cómo ver una rosa no existe nada comparable. Y una vez que puedes ver la rosa podrías olvidarte completamente del diamante.

Resulta que Mulla Naruddin vino a verme el otro día. Estaba muy preocupado y me dijo:

-𝑂ℎ, 𝑝𝑜𝑏𝑟𝑒 𝑠𝑒𝑛̃𝑜𝑟 𝐽𝑜𝑛𝑒𝑠. 𝑂𝑠𝑜, ¿ℎ𝑎𝑠 𝑜𝑖́𝑑𝑜 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑒 𝑝𝑎𝑠𝑜́? 𝑆𝑒 𝑡𝑟𝑜𝑝𝑒𝑧𝑜́ 𝑒𝑛 𝑙𝑜 𝑎𝑙𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑒𝑠𝑐𝑎𝑙𝑒𝑟𝑎𝑠, 𝑐𝑎𝑦𝑜́ 𝑟𝑜𝑑𝑎𝑛𝑑𝑜𝑎𝑠𝑡𝑎 𝑎𝑏𝑎𝑗𝑜, 𝑠𝑒 𝑔𝑜𝑙𝑝𝑒𝑜́ 𝑒𝑛 𝑙𝑎 𝑐𝑎𝑏𝑒𝑧𝑎 𝑦 𝑠𝑒 𝑚𝑎𝑡𝑜́. 𝐴𝑠𝑜𝑚𝑏𝑟𝑎𝑑𝑜 𝑙𝑒 𝑝𝑟𝑒𝑔𝑢𝑛𝑡𝑒́: - ¿𝑆𝑒 𝑚𝑎𝑡𝑜́? -𝑆𝑒 𝑚𝑎𝑡𝑜́, -𝑟𝑒𝑝𝑖𝑡𝑖𝑜́ 𝑐𝑜𝑛 𝑒́𝑛𝑓𝑎𝑠𝑖𝑠-, ¡𝑦 𝑎𝑑𝑒𝑚𝑎́𝑠 𝑠𝑒 𝑙𝑒 𝑟𝑜𝑚𝑝𝑖𝑒𝑟𝑜𝑛 𝑙𝑎𝑠 𝑔𝑎𝑓𝑎𝑠!

La mente inmadura está más interesada en las gafas que en la vida, la muerte o el amor; más interesada en cosas, casas, coches. Cuando te digo que tienes una mente inmadura, quiero decir que todavía estás interesado en aquello que no tiene valor, lo no esencial. Como mucho se puede usar, como mucho puede convertirse en algo decorativo, pero no puede reemplazar a la vida, no puede sustituirla, no puede convertirse en la vida misma. Y hay mucha gente que ha hecho de esto su vida. Conozco a algunas personas ricas que viven unas vidas tan pobres que uno no se lo puede ni imaginar.

Estimado coordinador, lector, quise recortar algunos párrafos recopilados, pero no pude, porque es cortar algo que no me pertenece y, aunque me perteneciera, no sé si me atrevería porque todo lo que está en el ayer, es hoy. No sé si los conocimientos que voy acumulando se deben de quedar ahí, es decir, desaprender para aprender. Por leer: Los conocimientos son algo muerto. Y me lleva a incógnitas sin resolver lo que está escrito como: Esto significa que encaras el presente con los conocimientos de ayer. Nunca serás capaz de estar vivo. Cuanto más funcionas a través de tus conocimientos, más inmaduro te vuelves. Pero no se trata de encarar. Me parece entender la dimensión que describe el escritor. La trascendencia. Volverse maduro a cualquier edad. Es volverse como un niño (a) alcanzando la edad de ocho años en constante. Estar dispuesto aprender sin saber que estás dispuesto. Que el conocimiento de ayer te haga verte blanco en el hoy, ante la escucha de cualquier acontecimiento nuevo, experiencia a vivir sin esperarla. Dejarse ver como un niño que busca un no sé qué, tal cual. Sin importar lo inmaduro, sin importar la edad pasando de los nueve. Porque un aprendizaje también se da sin buscarlo, y quizás sea el mejor. Pues no está predeterminado, no te hacen ver lo que debes hacer y los mundos de los por qué.

 Vete leyendo… Creo que algunos niños a una cierta edad, y en ciertas condiciones, tienen facultades congénitas que les permiten ver más allá de la realidad admitida por los adultos.

El Gabo

Comentarios


Estimada María Luisa, siempre nos metes en reflexión con tus relatos, aunque sean éstos de la vida cotidiana o de la ficción que nos provoca la realidad. Pero ahora sí que miramos a una María Luisa con un pensamiento maduro y provocador. Mira que poner en la palestra si somos maduros por viejos o por la vida vivida, por las reflexiones sobre la forma de vivirla o por las acciones cómo asumimos la vida que nos toca vivir.

María Luisa, me da gusto que este desbalagado Blog, albergue y propicie tamañas preguntas que nos sumergen en tamañas reflexiones.

Saludos, tu amigo, José Manuel Frías Sarmiento
Estimado Maestro José Manuel, cuando se lee algo que atrapa al lector y se comparte, en primera instancia me lo atribuyo. Y está en mí, ciertas telarañas que no me dejan ver bien algunos acontecimientos, mismo que me llevan a pensar que el conocimiento acumulado aunque sea poco merma mi pensar.

Entonces, intento solo observar y calmar la mente atormentada donde el conocimiento hace de las suyas... el ego me acompaña. ¿Qué tan bien está? No lo sé.

… Y así, ando por la vida (media luna en mis labios)

Saludos. Y Gracias!

Que bueno, que le parezca un pensamiento provocador lo (recopilado) de eso se trata.

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