"Sólo deseo que, como en aquel maravilloso día, también en esta Navidad estemos juntos y felices"


NAVIDAD EN EL TRÁILER 92


María Alejandra Ruelas Suceda


Un día lluvioso, nos encontrábamos en la orilla de la carretera, en un restaurante acogedor y con un toque hogareño. Ese día no lo he olvidado, a pesar de que pasaron ya 12 años, pues, como en todos los años pasados, íbamos de viaje con mi padre, ya que a mi madre no le gustaba dejarlo solo en épocas festivas. Así que decidimos acompañarlo en un día que no fue nada bueno para mí, pues me pasó de todo. 

Para empezar, fuimos a comprar el desayuno navideño en un lugar cerca de la yarda donde trabajaba mi papá. Ese día desayunamos unos ricos burritos que, aunque no era mucho, lo importante era que estábamos juntos. Terminado el desayuno, dimos un pequeño paseo por la yarda; estaba decorada muy bonita, por la época navideña, pero cuando nos íbamos a tomar la foto familiar, no había a quien pedirle que nos ayudara, entonces pusimos la cámara sobre un arbolito, frente a la estatua navideña, y le puse los 5 segundos para acomodarme junto a mis padres y, justo en el último segundo, corrió un viento frío que te congelaba hasta los pensamientos y tumbó a mi celular. Ésa fue su última foto.

Para despejar el mal momento, salimos a una placita cerca de ahí, y para alegrarme un poco y quitarme la tristeza por mi celular roto, mi padre me llevó a comprar unas golosinas que vendían en una pequeña verbena, ahí en la pequeña plaza. Recuerdo muy bien ese lugar porque, cuando me sentía mejor por la pérdida del celular, una señora con su bastón y sin querer, tiró la mesita que tenían a un lado del puesto y derramó un agua roja que parecía ponche, y me salpicó mi saco rosita. Pensé que era el día de la mala suerte para mí. 

Para no dejarme ganar por la ocurrido, ahí vamos otra vez a la yarda a cámbiame de ropa y, luego regresamos a comprar un chocolatito caliente y unos deliciosos churros azucarados con canela. Con mi vaso de chocolate calientito y con mis churros en la mano, volvimos apurados a la yarda, porque le marcaron a mi papá para que cargara rápido porque había que salir de inmediato; y con las prisas por llegar a tiempo se me cayeron los churros al suelo. ¿Y quién creen que no comió churros con chocolate esa tarde? 

Ya, con el tráiler cargado, nos dirigimos a Culiacán muy alegres porque pensamos que llegaríamos a tiempo para festejar la Navidad en casa; pero el clima dijo: no, no, y empezó a llover con un granizo tan grande y tupido, que yo me dije: “pues que me echaron una maldición o qué”. 

Como el camino era peligroso nos refugiamos en un restaurante con sabor hogareño que se encontraba como en medio de la nada, pero por allá los restaurantes así están, muy separados uno de otros, no todos, pero algunos sí. Al entrar, lo primero que escuché fue la canción que dice: “En un camión pasajero…”, y me hizo recordar cómo en cada viaje que teníamos con mi padre, en su antiguo tráiler número 92, él la ponía en todo el camino; también la escuchaba a la sombra de unos enormes árboles, a la orilla de la carretera. Se detenía a descansar en una hamaca colorida que parecía parte de ese lugar. La verdad, también recuerdo el tiempo de calor y el vaivén de los árboles, moviéndose con el viento que te pegaba en el rostro, al son de la música del camión pasajero que nunca faltaba. Si viajábamos en el tráiler de mi papá y pasábamos por esos árboles sin oír el camión pasajero, pues haz de cuenta que no estuvimos ahí.

Al recordar esas anécdotas se lo dije a mi mamá y ella pronto se acordó de otras y nos pasamos esa noche platicando de las aventuras que tuvimos en el tráiler número 92. Y, también, de cómo nunca nos faltó la diversión.

En fin, a pesar de los malos indicios del inicio de ese 24 de diciembre, el final del día no estuvo tan mal porque nos la pasamos juntos en familia, mientas veíamos por la ventana las gotas gordas de agua con hielo y gozamos los momentos bonitos que llegaron con los recuerdos. 

Y hace unos días, en este diciembre de este devastador 2020, mi padre puso de nuevo su canción del camión pasajero y, al oírla, me trasladé a aquel día y me di cuenta de que ya estamos a unos cuantos días de Noche Buena y de Navidad. Esta vez espero no pasarla de viaje por la carretera, en el tráiler de mi papá; porque, a pesar de que al final tuvimos una noche no tan mala, no quiero volver a repetirla. Sólo deseo que, como en aquel maravilloso día, también en esta Navidad estemos juntos y felices. Y, por qué no, volver a escuchar la canción “En un camión pasajero, de esos que van para sonora…”


María Alejandra Ruelas Sauceda 

Taller de Redacción Libre y Creativa 

de la Unidad Culiacán de la UPES





Comentarios


Alejandra, me da gusto iniciar esta serie de relatos relacionados con la Navidad con texto escrito por ti.

Me da gusto porque eres de las más jóvenes escritoras que participan en este Blog; y, también, porque mezclas en tu cuento el amor presente en tu familia con trozos de la vida cotidiana que todos afrontamos, sin percatarnos de la felicidad que conllevan al compartirlos con los seres que más amamos.

Te agradezco tu texto y te deseo una muy feliz Navidad junto a tu familia, recordando el ronronear de aquel Tráiler 92

José Manuel Frías Sarmiento
Marcelo Tolosa dijo…
Muy bien Alejandra. Asi es, sin duda es de las mas jovenes con muchas ganas de escribir.

Tambien cada gran historia comienza con un suceso negativo. Como nos comentabas, la foto que ibas a tomar y sin duda formaria parte de un gran recuerdo, el recuerdo mas grande que te llevaste fueron todas las historias y anecdotas que revivieron en familia.

Ahora si ya empezo el espiritu navidenio con este texto, te deseo una Feliz Navidad Alejandra!
Anónimo dijo…
Dr. Renato Quintero Arredondo

Alejandra muy bonita y conmovedora tu historia, me gusto, no cabe duda que tienes madera para esto., o te dirige un gran maestro, pues a pesar de ser tan joven escribes mejor que algunos grandes ,no pierdas la frescura en tus historias sigue con ese toque .
Deseo que el blog y tu pasen una Navidad bonita y llena de felicidad.

ATTE:
RenatoQuintero A
Gracias por la motivación y sobre todo gracias al maestro José Manuel Frías Sarmiento por hacerme participe del blog espero poder tener mucho mas relatos que compartir.
feliz navidad a ustedes también gracias por tomarse este pequeño momento de leer algo que es un indicio de mi acercamiento a la literatura y que todos los participes del blog tengan feliz navidad.
LEA-V dijo…
Lindo texto Alejandra.

Gracias a tus momentos narrativos, abrimos nuestro limitado mundo de cómo se viven Las Navidades en nuestro Sinaloa y México lindo y querido. Es más rico, variado y conmovedor de lo que uno piensa, los sucesos vinculados a la Navidad.

Te felicito por tu texto logrado. Gracias por abrir tus recuerdos ante nosotros. Felicidades.

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