"Los preparativos para la Navidad en Culiacán sugieren que, apenas baja la temperatura, todos, sin excepción, hay que andar súper abrigados"

NAVIDAD CULICHI…

 

Yolanda Carrillo Apodaca

¡Ah… la Navidad! 

Esa festividad cuando cae la nieve, la familia se reúne y Santa Claus decide traerte un regalo si te portaste bien. ¡Espera… no. en Culiacán no cae nieve, pero si tenemos nuestra propia manera original de celebrar! Si bien ya dije que la Navidad normal tiene nieve y todo eso, acá no… ¡Eso es lo que la hace especial, con gracia y diferente a las demás! 

Los preparativos para la Navidad en Culiacán sugieren que, apenas baja la temperatura, todos, sin excepción, hay que andar súper abrigados, las mujeres con sus botas especiales y los hombres con sus chalecos, disque pal’ frío (20°C); las decoraciones no se quedan atrás, así como la alta factura de la luz, son muy creativas y originales; en serio, te impresionaría la cantidad de luces que pueden colocar alrededor de su casa. ¡Ah, y ni se diga el pinito…! 

Ya que tocamos el tema del pinito navideño, hay que resaltar sus adornos no se quedan atrás y tampoco el calor que transmite. Sí, de tantas luces que le ponen, da calor sentarse a un lado o cerca de él. Pero dejando de lado las luces y veamos lo de las esferas. Esas bolitas tan bonitas que reflejan todo a su alrededor. Unas cuantas son lindas, por supuesto, pero es que no te ha tocado ver el pino de aquí. Esferas por montón y varios listones y moños para que se vea “más bonito”. Y eso no es todo, el nacimiento tampoco puede faltar. Esas figuras de acción para un niño y reliquias sagradas para el abuelo, que tienen tanto significado, el nacimiento de Jesús, con los Reyes Magos y el establo lleno de paja, una decoración linda y curiosa que siempre va al pie del árbol. Mas no recomendable ponerlo si tienes mascotas. 

Bueno, ya es suficiente hablar de las decoraciones, hablemos de la comida, deliciosa comida. Obviamente, no puede faltar el rico tamal y el champurrado; o si eres “pipirisnais”, alguna pierna de cerdo con vino, pero eso es lo de menos cuando se trata de compartir y de cenar en la Nochebuena con toda la familia. Después de la sabrosa y abundante cena y de los chismes familiares sobre el tío que se va a casar o de que la prima ya tiene pareja y tú no, viene lo más divertido…la piñata. Esa hermosa artesanía, a la que se le dedican dos días de trabajo como mínimo, siempre tan creativas, con sus vistosos colores y tan corto tiempo de vida. Llega su momento, es colgada en la parte más abierta de la casa, el tío jalándola de un extremo con la cuerda y sujeta del otro lado de algún alambre; mientras los pequeños salvajes se preparan en fila para poder golpearle. Va el primer turno, luego el segundo y así hasta llegar al décimo, vaya sorpresa, estas piñatas pareciera que están pegadas con cemento o kolaloka porque no se desbaratan por más garrotazos que le den. Y, en vista del éxito no obtenido, por parte de los pequeños, va el turno del primo más grande y fuerte, ese que con dos golpes le abre suficientes aberturas para que los picos caigan al suelo y se desparramen los dulces por doquier… En este momento no hay adultos, todos se transforman en pequeños salvajes que se avientan al suelo para obtener la mayor cantidad de dulces posibles, y si quieren les dan a sus hijos parte de lo que recolectaron. 

Luego de tanto alboroto, llega la hora de dormir para los pequeños y los adultos se quedan platicando sobre viejas anécdotas bajo la comodidad y seguridad del techo de su casa para esperar los característicos balazos al aire de algún vecino, indicando que son las 12:00 de la noche.

¡Entonces sí, ya llegó la Navidad! Los abrazos y felicitaciones no se hacen esperar, deseándonos muchos años de felicidad. Cada abrazo con el mayor afecto posible, recordando que todos somos familia y que siempre nos echamos la mano… 

¡Ésta es nuestra hermosa Navidad en Culiacán!

Yolanda Carrillo Apodaca 

Taller de Redacción Libre y Creativa 

de la Unidad Culiacán de la UPES