“Hasta iguanas y víboras de cascabel aprendimos a comer con deleite y apetito de gourment ranchero y campesino”





EN EL RANCHO COMÍAMOS MEJOR

 

José Manuel Frías Sarmiento

 

Allá en el rancho, El Aguaje, vivíamos más a gusto que aquí en Culiacán. Teníamos tranquilidad, trabajo y comida. Claro que también éramos pequeños y, a esa edad, todo nos parecía más bonito, por malo que fuera. Pero, además de los juegos y de la seguridad de nuestras casas y nuestras personas, recuerdo que comíamos mejor y con menores preocupaciones para conseguir la comida.

Comíamos, prácticamente, de todo: gallinas, palomas, liebres, pescados, conejos, cauques, leche, requesón, quesos, asaderas, cuajadas, jocoque, natas, elotes, tomates, calabazas, panes, melones papayos, cañas, frijoles, garbanzos, tortillas, mangos, plátanos, limones, granadas, naranjas, tamarindos, nanchis, rábanos, repollos, lechugas, cilantro, cebollitas cambray, carne de  cerdo, de vaca y hasta de venado y jabalí; acompañábamos nuestras comidas con aguas frescas de frutas recién cortadas del árbol o con calientes tazas de té sabroso y oloroso a las hojas con las que se preparaban.

Y todo eso era natural y gratis, bueno, con sólo el esfuerzo de plantarlos, regarlos, cultivarlos y cosecharlos; o de alimentarlos, cazarlos o pescarlos; lo cual equivale a decir que nos salían gratis, pues hacer todo eso era, más que trabajo, deleite y placer de trabajar y distraernos, de jugar y de aprender a subsistir con lo que la naturaleza nos ponía al alcance de nuestras manos y del trabajo que le dedicábamos.

Ese era el precio, que no todos los del rancho pagábamos por cierto. Pues mientras otros jugaban volibol en la cancha de pelota, al quince en el billar o al conquián y al póker bajo el mezquite del patio de nuestra casa, mi padre sembraba, regaba y cultivaba surcos de vegetales en el solar contiguo al nuestro; plantaba árboles frutales atrás de la casa y en la orilla del arroyo cercano. Para regarlos enterró una manguera de plástico duro que bajaba el agua desde el canal lateral distante unos cuatrocientos metros y terminaba en las llaves con las que él suministraba el agua necesaria para las plantas y para los trajines del hogar. También nos llevaba al monte a matar palomas y liebres o tochis con un rifle calibre.22, liviano y certero en manos de mi hermano.

Pero era una jornada completa, pues la caza llevaba aparejada la pesca: en una carreta jalada por un burro, íbamos hasta los diques del canal principal para colocar cuerdas con anzuelos, echar guares con sangre de res cocida, amarrados de una gruesa soga de mecate de ixtle; aventar y jalar curricanes, disparar a las lobinas y mojarras con pistolas de arpón y agarrar ranas en los drenes. Todo eso era, para nosotros, una aventura fascinante; fortalecía los músculos, avivaba el cerebro y nos hacía sentirnos satisfechos de la comida con la que nos alimentábamos, pues la conseguíamos a pulso y con ingenioso y alegre esfuerzo. Igual pasaba con los chicharrones, el chorizo y las carnitas de los puercos que criábamos para comerlos sabrosos y olorosos: todo lo hacíamos nosotros y nos sabía mejor. Igual con las plantas de plátanos grandes y chaparras, según el tipo. O con los rábanos, que eran más colorados y enchilosos si los plantábamos nosotros que si los comprábamos en Pericos, El Tamarindo, La Palma o en Culiacán.

Entonces, la vida era otra y la vivíamos mejor: en casas de latas tramadas y enjarradas con lodo endurecido, con techos de palma sostenida por horcones y caballetes del monte de ahí mismo. Hasta iguanas y víboras de cascabel aprendimos a comer con deleite y apetito de gourment ranchero y campesino. Ahora, en la ciudad, con todo eso empaquetado y congelado, como que no sabe igual de sabroso ni creo que sea igual de nutritivo; porque la comida conseguida allá en El Aguaje, nutría el cuerpo y la entereza de sentirnos vivos, creativos, productivos y parte integral de la naturaleza en la que vivíamos.


Comentarios


Estimados amigos lectores de este deslucido Blog Literario que ya casi nadie visita y mucho menos dejan comentarios para alentar la expresión del pensamiento escrito; aunque varios sean escritores de él y muchos más trabajen en escenarios educativos en los que se dice privilegiar el tonificante y enriquecedor hábito de leer.

Cada quien tendrá su motivos y a nosotros nos ilusiona la quimérica idea de hacer que un día, aunque sea uno a la vez, como cantan mis compas Los Tigres del Norte, logremos que lean uno de estos malhechos y osados escritos que nos atrevemos a publicar.

Por eso es que ahora les comparto una viñeta de lo que hacíamos allá en el rancho El Aguaje para comer y alimentar el espíritu.

Saludos y gracias por leernos, a los que nos leen. Y también gracias por si nos aprecian y nos dejan un breve comentario.
Su amigo José Manuel Frías Sarmiento
Marcelo Tolosa dijo…
Excelente! Que tan pintoresca y rica narracion. Y asi es, la verdad que sin duda alguna dan ganas de revivir esas experiencias. Que sin duda tanto recreativas tambien son terapeuticas.

Le mando un saludo Master Jose Manuel.
Marcelo Tolosa dijo…
Master Jose Manuel, respecto al Blog. Yo creo que ahi va. Si ahorita esta baja "la afluencia" sera por la epoca. Pero haciendo un recuento del anio han sido textos muy variados, creativos, enriquecedores y el calibre de los escritores ni se diga.

Me imagino que entrando mas que uno querra "sacarle punta a su lapiz" y escribir.

Le mando un saludo.
Estimado ING Marcelo, pos ojalá y la raza se aplique porque la plebada del otro blog está escribiendo de verdad.
Y gracias por leer y comentar
Saludos
Anónimo dijo…
Dr. Renato Quintero A .
Master frías has escrito este relato de una manera breve y sustanciosa ,con el bufet que describiste sobre lo que se comía en tu rancho y me imagina también en la mayoría de los ranchos de aquellos tiempos y digo de aquel tiempo porque por desgracia hasta aquellos lugares también les llegó la modernidad y ahora solo nos queda la nostalgia y los recuerdos tan bonitos que no se deben de dejar en olvido
De recordar se me hace agua la boca sobre todo con la carne seca de las víboras de cascabel , las ranas o las iguanas .
Mi amigo Frias gracias por recordarme mi origen, mi rancho campo romero infancia y mi adolescencia que viví en compañía de mi familia, y amigos.
Y como decía mi amigo Marcelo Tolosa hay que sacarle punta a el lápiz y levantar nuevamente este bonito blog .
Me despide y a todos los integrantes. Y familiares de este blog les deseo que todos sus deseos se cumplan en este año nuevo que está por iniciar , pero sobre que la familia continúe unida Llena de amor , paz y felicidad y sobre todo salud
Me despido respetuosamente su amigo :
Dr. Renato Quintero Arredondo
Al natural y gratis, que mejor alimentos que lo natural hasta se me hizo "agua la boca" como se dice en el rancho. Haber cuando se e hace, me temo que ya no hay higuanas, ranas...


Estimado amigo Frías, comentaristas, escritores, escritores principiantes, lectores en silencio a TODOS les deseo un ¡Feliz y mejor Año Nuevo 2021!

Bendiciones
María Luisa Álvarez

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