Entradas

Imagen
“¿Para qué existen los poemas? /  ¿Para disfrazar el silencio /  con metáforas de segunda mano? ”   POEMA PARA ODIAR LA POESÍA Ian Báez Palazuelos   No alcanzo a ver la belleza del musgo, ni el encanto en el canto del ave, ni ese suspiro que los poetas dicen que flota entre los árboles. Aun así, las montañas siguen ahí, verdes, inmensas, arrogantes, recordándome que existen cosas hermosas que no necesitan mis palabras. ¿Para qué existen los poemas? ¿Para disfrazar el silencio con metáforas de segunda mano? ¿Para que alguien crea que entiendo la luna cuando apenas entiendo mi nombre? No se me da la poesía. O tal vez sí, y por eso me repugna. Porque no hay nada más triste que un poema sabiendo que lo es. Es muy fácil, demasiado fácil, acomodar palabras en una estrofa, darles ritmo, llamarle arte al desahogo. Dicen que un buen verso debe doler, pero lo mío no duele, solo molesta, como una mosca que se estrella una y otra vez ...
Imagen
“Hay algo casi filosófico en la sensación de conducir: vas avanzando, mirando el camino, pero también mirando dentro de ti”   EL CAMINO TAMBIÉN ENSEÑA A QUIEN LO CONDUCE   Celeste Giselle Quintero Plata   Aprender a manejar no fue sólo aprender a mover un carro. Fue, sin darme cuenta, una lección sobre mí misma, sobre el control, el miedo y la paciencia. Al principio todo parecía fácil, ves a la gente manejando y piensas: “sólo es girar el volante y avanzar”. Pero cuando me senté por primera vez al frente, entendí que no se trataba sólo de eso, era tener el poder de mover algo más grande que yo y, al mismo tiempo, la responsabilidad de no perder el control. Las primeras veces fueron un caos. Las manos sudadas, los nervios, la mezcla entre querer hacerlo bien y no saber cómo. A veces me frustraba porque el carro se apagaba, porque me decían “suelta el clutch despacio”, y yo lo soltaba con miedo o con prisa. Pero poco a poco comprendí que todo en la vida funciona igual: si ...
Imagen
“No es necesario salir al espacio, si las maravillas más hermosas de la creación se encuentran en nuestro hermoso planeta Tierra” PLANETA TIERRA   Julio César Soto Moreno     Que ganas tengo de pasear por el cosmos, descubrir nuevos planetas, contemplar la inmensidad del espacio, dejarme seducir por el incesante fulgor de las estrellas que le dan brillo a la oscuridad de la galaxia. Dicen los expertos que no hay sonido debido a la falta de gravedad, que es sólo vacío, por eso es imposible que se escuche algo, que es tan frío que en milésimas de segundo congela aquello que se exponga a su aplastante inmensidad; cómo puede algo tan hermoso, ser tan callado, imponer peligros mortales y, además, contener millones de galaxias en su estructura. Aun y con todo eso hay millones de colores que se mezclan con la absoluta oscuridad, incontables estrellas como nuestro sol, brindan calor ante su frío mortal, nubes de polvo y gas que al parecer son las progenitoras de nuevas estrellas,...
Imagen
“No esperen a que la vida les pase como humo entre los dedos.  Abrácenla, aunque queme, aunque duela”   NOSTALGIA BARATA Y NICOTINA   Ian Báez Palazuelos Esta mañana me desperté con una punzada extraña en la espalda. Había dormido sobre el cuadro del cargador, y toda la noche mi cuerpo luchó contra aquel hierro diminuto. El resultado: un andar torcido, como si el día entero me negara el derecho a caminar erguido. Los años ya han dejado su firma en mí. Las enfermeras del seguro dicen que mis venas son fáciles: un blanco perfecto. Yo pienso que mis brazos flacos, mi piel rendida, son solo el lienzo donde el tiempo ha pintado sin compasión. Al abrir los ojos, lo primero es siempre el mismo ritual: el cigarro. La costumbre que me levanta antes que el café. Alcanzo la cajetilla que compré ayer, y al encender uno, la primera bocanada me recuerda con ternura aquel instante: la primera vez que fumé. Era un niño, y mi padre, fumador empedernido, me ped...
Imagen
“Hay poetas que escriben con tinta y luego está Carla Patricia, mejor conocida como Carla Morrison, una poeta que escribe con su voz”   DONDE LA VOZ SE VUELVE POESÍA   Irasema Galindo Villalba   Hay poetas que escriben con tinta y luego está Carla Patricia, mejor conocida como Carla Morrison, una poeta que escribe con su voz. Ella no necesita papel para dejar huella: para ella es suficiente una guitarra y el temblor de su garganta. Carla es una mujer que no teme mostrarse rota, porque saben que de las grietas nace la luz. En cada verso de cada canción, hay una historia en la que alguien se siente identificado. Cuando canta, no interpreta: sino que siente . Su voz suena a una carta que nunca se envió, a un abrazo que llegó tarde, a un corazón que aún late, aunque le duela. Por eso sus letras no sÓlo se oyen, más bien se viven . Pero, ¿Qué es sentir? Los sentimientos son ríos invisibles que cruzan nuestro interior. Alegría que nos eleva, tristeza que ...
Imagen
“Habían desarrollado ya su propio estilo de vida libre, entre ríos, cañones, llanuras y montañas, sólo querían seguir viviendo así…”   A P A C H E S   Marité Ibarra   Hombres de espíritu libre, con cabello largo, plumas y trenzas, con chalecos de piel, pañuelos, caras pintadas y narices pronunciadas, así desarrollaron su estilo único y distintivo de hombres y mujeres apaches. Eran nómadas recolectores y amigos de la naturaleza. En los wikiup habitaban con total tranquilidad las grandes familias, bajo el sonido de los ríos que arrullaban sus sueños de libertad indefinida. Con ráfagas de viento a su favor, con caballos entrenados y veloces, tribus y clanes formaron en el viejo oeste, valorando la experiencia y la sabiduría de los mayores. En fogatas y bajo la luz tenue de la luna enseñaban lecciones de vida y sobrevivencia, leyendas de momentos de gloria y poderío eran contadas, donde un gran líder apache montaba su valiente caballo que como un relámpago era i...
Imagen
“Aprovechaba mejor mi existencia en los planos del sueño; era más feliz dormido”   EL PROMETEO MODERNO   Yazmín Lares Salazar   Hoy desperté por el canto de un ave fuera de mi ventana. No sé qué hora era, pero debió de haber sido muy temprano, pues sentí la luz del sol suavemente acariciando mi rostro y la miré trepar lentamente sobre la pared corroída. Apático, me di la vuelta y cerré los ojos. El ave trinó aún más, como si mi indiferencia le hiriera, pero hice caso omiso. Ya había yo renunciado a los simples placeres y bellezas en la vida; para mí no eran más que distracciones y recordatorios de las cosas que no podía poseer. El colchón crujió bajo mi peso. Un ambiente gélido invadió la habitación poco a poco hasta que lo sentí en los huesos. En las paredes miserables de mi prisión no había lugar para nada bueno. Ciertamente no desde que me había permitido existir dentro de ella, y para mí era la prueba de que nada bueno podía habitar en su interior. Pod...